Un ejemplo de superación representa Carol Muñoz, soldadora egresada del curso que ofreció Finning a la comunidad por medio de la Fundación Tierra de Esperanza, en el marco del programa para jóvenes infractores de ley. "No tengo problema en decir de donde vengo, era joven y logré superarme", comenta Carol.
Mamá de una niña de 8 años y mellizos de 6, estudió con el apoyo de la abuela paterna de sus hij@s, quien los cuidaba mientras estaba en clases.
Con un pasado laboral de promotora y trabajo en un salón de belleza, en los que nunca se sintió cómoda, Carol encontró en la soldadura su verdadera vocación. Siempre se sintió más afín en áreas como la mecánica y la construcción.
Tras realizar con éxito el curso de soldadora, fue contrata por Finning y trabajó por cuatro años en el Centro de Servicios Armado y Reconstrucción en La Negra –Chile-, en el armado y reparación de tolvas. Su buen desempeño hizo que le ofrecieran en 2020 la oportunidad de trasladarse al contrato de Finning en una importante minera de cobre, desafío que aceptó para seguir creciendo.
“Desde el principio me sentí bien recibida en Finning, he tenido buenos jefes/as con los que hemos trabajado con mucha confianza. He podido ver cómo se suman cada vez más mujeres al equipo, demostrando que somos capaces, lo que me llena de orgullo.
Ahora en faena tengo turno 7x7, y mis hijos entienden que tengo que estar siete días fuera. Aprovechamos de echarnos de menos y disfrutar más nuestro tiempo juntos.
Gracias a las oportunidades que he vivido en Finning, tengo planes de capacitarme para convertirme en mecánica. Como soy joven y ya llevo harto tiempo en soldadura, me gustaría seguir creciendo profesionalmente en esta Compañía”, cuenta Carol.
